El pasado Viernes 04 de Octubre del presente (antier) nos dimos cita cientos de fans -si, leíste bien, cientos y es que esa era la intención- en el Salón Los Ángeles para celebrar el cumpleaños número 18 de Panteón Rococó. Así es, ya son cancha reglamentaria.
A pesar del tráfico propio de un viernes a las 7 p.m., logramos llegar a tiempo al tan icónico Salón Los Ángeles de la Ciudad de México. Y después de la pertinente y ardua negociación con el franelero, tuve que desembolsar $50 pesos para que "mi unidad estuviera segura". Acto seguido, me dirigí a comprar los boletos (no hubo chance de comprarlos antes) y a formarme a una espantosa fila que ocupaba toda la cuadra.
Afortunadamente entramos bastante rápido, 15 minutos después, por ahí de las 8 p.m. y después de las fotos del recuerdo correspondientes, salieron al escenario los Tropikal Forever ante un desconcertado y desconocedor público que ansiaba solamente ver a Panteón Rococó.
Aquí me permito hacer un paréntesis, por que fue algo que me molestó y decepcionó bastante, al punto de creer que ya se me había arruinado la noche. Y es que es triste ver y vivir la intolerancia y mentes cerradas de las que son víctimas las bandas en pleno siglo XXI.
Para los que no tienen el privilegio de conocerlos aún, Tropikal Forever es una banda mexicana que toca covers ochenteros, pero traducidos a su propio estilo y con música bastante tropical. Son, a todas luces, una banda de parodia que no pretende otra cosa que divertirse y divertir al público con sus ingeniosas y graciosas "traducciones".
Dicho esto, supongo que ya se han de imaginar por donde va mi queja: Los intolerantes "fans" de Panteón Rococó tuvieron una pésima actitud para con la banda invitada abucheándolos, gritoneándoles y demás. Todo, justificado por estás dos mochas razones:
- Querían ver ya a Panteón. ¿Qué no leyeron el cartel de los boletos que pagaron?
- Era una blasfemia lo que hacían. ¿Alguien dijo mochos?
Y hago énfasis en esto, porque ya me tocó vivir algo parecido hace 3 años en los XV de Panteón Rococó en el Palacio de los Deportes, donde Los Amigos Invisibles fueron bajados del escenario a botellazos y abucheados por gente cerrada e intolerante que sólo quería ver a Panteón Rococó YA.
Me considero un ferviente seguidor de Panteón y me da vergüenza que la gente que comparte ese gusto conmigo se comporte tan precariamente. Y creo que es responsabilidad de la banda (Panteón Rococó) exhortar a todo sus seguidos a corregir esa clase de conductas, que se pelean directamente con la filosofía de la agrupación.
Para cerrar, el paréntesis, aclarar por supuesto, que no son todos los seguidores los que se comportan así, pero si una buena cantidad de ellos.
Una vez externada mi frustración, continuemos con la reseña.
Los Tropikal Forever dieron una excelente presentación con la alegría, carisma y edecanes que los caracterizan. Pasaron por todos sus éxitos: “No hay luz”, “Maclovia”, “Ahí vienen los ovnis”, “Ando tieso”, entre otros. Para mi gustó solo faltó “Mi estilo tropikal”. En esta ocasión tuvimos que lidiar con la ausencia del “Niño Rata”.
Poco antes de las 9 p.m., Tropikal Forever se despide dejándonos con la sorpresiva noticia de que la siguiente banda era Panteón Rococó, y digo sorpresiva porque cualquiera creería que ellos serían los que iban a cerrar el concierto, cosa que fue aclarada poco tiempo después por Dr. Shenka, y es que la intención de ellos fue tener un rato de dispersión y baile con la Sonora Dinamita después de su propia presentación.
Cerca de las 9:30 p.m. se apagaron las luces y salieron los panteones en medio de gritos y aclamaciones. Fue así que abrieron un concierto especial, uno en el que se escucharon muchas de las rolas que tenían mucho tiempo de no ser entonadas en vivo y en el que además hubo invitados muy especiales.
El primero invitado fue Patricio Iglesias de Santa Sabina en la batería.
Después de interpretar “Triste Canción de Amor”, para sorpresa y agrado de todos, El Haragán y Cía. los acompañó a cantar “Muñequita Sintética”. Y de inmediato continuaron con “La rubia y el demonio”, aquí se formó uno de los momentos más memorables de la noche ya que Francisco de DLD se incorporó al escenario y a la rola.
Los siguientes invitados fueron JotDog, cuya bella vocalista, María Barracuda, hizo muy buena química con Dr. Shenka. Interpretaron “cosas del ayer”.
Otro momento mágico fue a lado de Lo Blondo, quien acompañó a Panteón Rococó para interpretar el himno: “La Dosis Perfecta”, de una manera que solo ella podría hacerlo.
Aquí lo que recuerdo del setlist, personalmente extrañé “Borracho” y “Pequeño tratado de un adiós”:
- La dosis perfecta.
- Cúrame.
- Marcos Hall.
- Toloache pa’ mi negra.
- Nada pasó.
- La carencia.
- La rubia y el demonio.
- Dime.
- Esta noche.
- Seguir bailando.
- Páralo.
- Gente reacción.
- Madre candela.
- Cosas del Ayer.
- Cumbia del olvido.
- Reality Shock.
- Si, ya lo sé.
- Arréglame el alma.
- Acábame de matar.
- Triste realidad.
- Vendedora de Caricias.
- Estrella roja.
- Distancia.
- Cuando Tengas.
- Los intelectuales (Rockdrigo).
- Triste canción de amor (El Tri).
- Muñequita sintética (Haragan y Cía.).
Así se pasaron tres horas de música, baile, festejo y buena vibra por parte de la banda y el público, tres horas que cerraron con “La Carencia” y unos muy festivos panteones que no dudaron en lanzarse (literal) al público una y otra vez.
Así se despidieron dando las gracias todos los integrantes con la humildad que siempre los ha caracterizado.
Acto seguido y para finalizar, apareció La Sonora Dinamita que se encargó de convertir (o mejor dicho regresar a la normalidad) el Salón Los Ángeles en una pista de baila de cumbia colombiana.
Y así, compartiendo pista los panteones con el resto del público que aún permanecía en el recinto, terminó una inolvidable noche de festejo para los panteones y para el público en la colonia Guerrero, de donde es oriundo Dr. Shenka.
“Quien no conoce a Panteón Rococó, no conoce México”
